Yo acuso…
13 diciembre 2006
Por Oscar Betancur. Columnista Sistema Atrabilioso
Luego de años de ausencia de mi Colombia, y luego de una feliz estadía, me aprestaba a felicitar a una sociedad decidida a mostrar ante el mundo su decisión para desprenderse de un pasado turbulento, renaciendo de las cenizas y por acercarse a una paz muchas veces esquiva.
Pensaba en una sociedad maravillosa. Quería exaltar su pujanza en la búsqueda de una vida mejor, su positivo empeño en alejar la miseria pese a las limitaciones impuestas por capricho, con alevosía y descaro, por deshumanizados narcoterroristas.
También pensaba guardar en mi memoria esa actitud positiva de jóvenes ambiciosos que le han ganado la parada al pesimismo, que miran al futuro con decisión y con ganas de triunfar… quería compartir mi orgullo por tener empresarios comprometidos que le apuestan al futuro sorteando dificultades.
Quería congratularme con todos y ratificar mi gusto de tener al mejor gobierno de muchas décadas: se nos ha regalado un Presidente de lujo que ama con delirio a su país, que dedica a las gestiones oficiales no solo su tiempo laboral sino sus escasos periodos de descanso, siempre en busca de estrategias y soluciones para que todos disfrutemos de un país soñado, muy a pesar de bandidos y corruptos que se empeñan descaradamente en estorbar y dañar sus ambiciosos proyectos.
Pero ahora encuentro una Colombia sumergida en un revuelo político que amenaza con llegar al caos, al descubrirse la ingerencia del mal llamado paramilitarismo en el Congreso.
Veo ahora que mientras se investiga la magnitud de su penetración en la burocracia estatal, aquella sociedad que vi segura y optimista, está ahora asustada y desorientada por azuzadores con astucia infernal que atizan dudas y siembran malestar.
Quienes antes apoyaban incondicionalmente al Presidente, ya no lo hacen tanto… se extienden las dudas y arrecian ataques.
La indolencia puso tácitamente a muchos a ceder terreno político a los bandidos, y casi en un paroxismo de vehemente desequilibrio emocional, se ha pedido que rueden cabezas, la presidencial incluida, en una explosión irresponsable que recuerda al ingrato circo romano.
Por desgracia no es la primera vez que esto ocurre en nuestra historia: Recuerdo cuando en la Patria Boba, el pueblo energúmeno reclamaba, azuzado por gamonales corruptos, irresponsables y cínicos; la cabeza de Antonio Nariño, precisamente aquel que se jugó la vida en esa causa.
Ante este inesperado panorama, lo mas sensato seria sumarme a la corriente alharaquera para no salirme de tono.
Pero me distancio de esa coral, después de escuchar la entrevista del presidente Uribe en W radio en la que respondió sobre los asuntos que alborotan el ambiente: con dignidad de líder, con escalofriante sinceridad, con una calma poco común, dio la más honesta versión de lo que a muchos escandaliza… destruyo habladurías, se sobrepuso al chisme de cóctel y opaco a sus detractores.
Eso tenía que hacerlo notar en mi escrito, difícil tarea para explicar tanto en tan corto espacio. Entonces opte por pedir en préstamo el titulo con que Emilio Zola encabezo su carta al Presidente francés en defensa del general Dreyfus, injustamente condenado por traición a la Patria.
Me atrevo, aunque sin meritos para ello, a increpar a esa parte indolente, maliciosamente amnésica de una sociedad azarada y desubicada que no atina a apoyar a su líder en momentos de crisis, incluyo en mi reclamo a muchos de mis conciudadanos desorientados y medrosos, débiles ante la zalamería de corruptos gamonales, que tampoco buscan esclarecer la verdad, prefiriendo tragar entero las argucias maliciosas de políticos corruptos… para ellos ese vibrante“Yo acuso” …
Luego de años de ausencia de mi Colombia, y luego de una feliz estadía, me aprestaba a felicitar a una sociedad decidida a mostrar ante el mundo su decisión para desprenderse de un pasado turbulento, renaciendo de las cenizas y por acercarse a una paz muchas veces esquiva.
Pensaba en una sociedad maravillosa. Quería exaltar su pujanza en la búsqueda de una vida mejor, su positivo empeño en alejar la miseria pese a las limitaciones impuestas por capricho, con alevosía y descaro, por deshumanizados narcoterroristas.
También pensaba guardar en mi memoria esa actitud positiva de jóvenes ambiciosos que le han ganado la parada al pesimismo, que miran al futuro con decisión y con ganas de triunfar… quería compartir mi orgullo por tener empresarios comprometidos que le apuestan al futuro sorteando dificultades.
Quería congratularme con todos y ratificar mi gusto de tener al mejor gobierno de muchas décadas: se nos ha regalado un Presidente de lujo que ama con delirio a su país, que dedica a las gestiones oficiales no solo su tiempo laboral sino sus escasos periodos de descanso, siempre en busca de estrategias y soluciones para que todos disfrutemos de un país soñado, muy a pesar de bandidos y corruptos que se empeñan descaradamente en estorbar y dañar sus ambiciosos proyectos.
Pero ahora encuentro una Colombia sumergida en un revuelo político que amenaza con llegar al caos, al descubrirse la ingerencia del mal llamado paramilitarismo en el Congreso.
Veo ahora que mientras se investiga la magnitud de su penetración en la burocracia estatal, aquella sociedad que vi segura y optimista, está ahora asustada y desorientada por azuzadores con astucia infernal que atizan dudas y siembran malestar.
Quienes antes apoyaban incondicionalmente al Presidente, ya no lo hacen tanto… se extienden las dudas y arrecian ataques.
La indolencia puso tácitamente a muchos a ceder terreno político a los bandidos, y casi en un paroxismo de vehemente desequilibrio emocional, se ha pedido que rueden cabezas, la presidencial incluida, en una explosión irresponsable que recuerda al ingrato circo romano.
Por desgracia no es la primera vez que esto ocurre en nuestra historia: Recuerdo cuando en la Patria Boba, el pueblo energúmeno reclamaba, azuzado por gamonales corruptos, irresponsables y cínicos; la cabeza de Antonio Nariño, precisamente aquel que se jugó la vida en esa causa.
Ante este inesperado panorama, lo mas sensato seria sumarme a la corriente alharaquera para no salirme de tono.
Pero me distancio de esa coral, después de escuchar la entrevista del presidente Uribe en W radio en la que respondió sobre los asuntos que alborotan el ambiente: con dignidad de líder, con escalofriante sinceridad, con una calma poco común, dio la más honesta versión de lo que a muchos escandaliza… destruyo habladurías, se sobrepuso al chisme de cóctel y opaco a sus detractores.
Eso tenía que hacerlo notar en mi escrito, difícil tarea para explicar tanto en tan corto espacio. Entonces opte por pedir en préstamo el titulo con que Emilio Zola encabezo su carta al Presidente francés en defensa del general Dreyfus, injustamente condenado por traición a la Patria.
Me atrevo, aunque sin meritos para ello, a increpar a esa parte indolente, maliciosamente amnésica de una sociedad azarada y desubicada que no atina a apoyar a su líder en momentos de crisis, incluyo en mi reclamo a muchos de mis conciudadanos desorientados y medrosos, débiles ante la zalamería de corruptos gamonales, que tampoco buscan esclarecer la verdad, prefiriendo tragar entero las argucias maliciosas de políticos corruptos… para ellos ese vibrante“Yo acuso” …
Yo Acuso a quienes pudiendo, no evitaron que se formara una tormenta en un vaso de agua que amenaza ahora con ahogarnos a todos, sin aclarar conceptos, negándose a analizar situaciones, claras y lógicas para muchos, y prefirieron dar crédito a los corruptos gamonales, únicos que se lucran del momento turbio que han creado, del caos político y la desconfianza al gobierno.Yo Acuso a periodistas sin mucho escrúpulo pero bastante descaro, quienes en momentos de zozobra y peligro prefieren vender sus columnas amarillistas, desestabilizadoras y cínicas, para nutrir el morbo de desprevenidos lectores.Yo Acuso a esos personajes corruptos en potencia quienes, fingiendo honestidad, embaucan a sus electores, para acceder al estrellato político o engañan al ejecutivo para ocupar puestos burocráticos importantes sin asomo de lealtad y menos aun de ética.Yo Acuso a quienes por malicia o ingenuidad no han sabido encontrar la diferencia entre paramilitarismo y narcoterrorismo cobijando estos dos conceptos bajo el mismo significado, agravando las dudas y confundiendo incautos.Yo Acuso a parte de la sociedad por irresponsable, por su debilidad en defender a su líder, por su lentitud en reaccionar contra sus verdaderos destructores, por invertir en momentos de
peligro sus conceptos apoyando a los bandidos y desacreditando a sus
lideres.
Estoy seguro que reaccionaremos positivamente, que pensaremos con más profundidad sobre los verdaderos orígenes y motivos de nuestros problemas, que sabremos descubrir a los culpables, que regresaremos a la cordura y apoyaremos más solidamente a nuestro Presidente para construir juntos ese país que soñamos.