El portazo de Rafael Correa a las FARC
12 diciembre 2006
Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso
Como perritos callejeros batiendo la cola, las FARC decidieron felicitar al nuevo Presidente de Ecuador, complacidos de tener como mandatario vecino a alguien que algunas veces se negaba a calificarlos como terroristas.
En el mensaje, las FARC se despacharon con su discurso de siempre en el que aseguran que “han propuesto como solución al conflicto político, social y armado (…) la salida política a la confrontación”.
Posteriormente, casi mostrando el éxtasis por el que suponen es un nuevo Chávez en la región, las FARC le manifestaron a Correa que su triunfo era el inicio de “una dura y larga jornada hacia la construcción del nuevo Ecuador”.
Y no ahorraron elogios: “El triunfo de Correa es una victoria de toda América Latina”;“su triunfo es nuestro, pues al igual que la gente sensata y patriota, rechazamos la injerencia del imperio de los Estados Unidos en los asuntos internos de nuestros países”; “Ecuador dio un gran paso adelante”… en síntesis, la zalamería propia de un perro hambriento y vergonzante que bate la cola y se desbarata para saludar y lamer la mano del que supone, le dará unas migajas de pan.
Pero la respuesta a semejante acto de lambonería fue un portazo en la cara de los terroristas.
En una entrevista concedida por Rafael Correa la semana pasada, calificó como “irrelevantes” las felicitaciones expresadas por las FARC.
En la entrevista, Correa se refirió a la “batida de cola de las FARC” y dijo: "Las considero irrelevantes. Nuestro interlocutor válido con Colombia es el gobierno colombiano".
Ni más ni menos, esto es una fuerte bofetada para las FARC, cuyos cabecillas esperaban que, además de negarse a calificarlos como lo que son, Correa les diera una mínima esperanza de reconocimiento político internacional.
Pero no: las FARC siguen siendo solo terroristas parias en la mayoría de países del mundo, incluido Ecuador.
No obstante, el Presidente electo de Ecuador aseguró que calificarlas como terroristas " sería declararle la guerra a las FARC e involucrarnos en una guerra que no es nuestra, y eso jamás lo haremos".
Es decir: no los declara terroristas porque tiene miedo de lo que pueda pasar en la frontera y en el país, lo que significa que Correa, frente a las FARC, mantendrá la misma política que ha ejecutado el actual gobierno.
De hecho, el gobierno de Palacios ha mantenido un doble discurso frente a los terroristas: oficialmente no tiene intención de golpearlos y muchas veces hasta los justifica, pero en la práctica, que es lo importante, Ecuador ha reforzado su presencia militar en la frontera y, más allá del escándalo, ha permitido que la base estadounidense ubicada en Manta, funcione también para operaciones del Plan Colombia.
No se puede olvidar que en 2001, en pleno “proceso” de no se sabe qué con las FARC en el Caguán, el grupo terrorista tenía la capacidad de golpear seriamente a Ecuador, pues el número de combatientes era muy similar al que tenían en servicio activo las Fuerzas Militares ecuatorianas.
De esta situación han sido conscientes los numerosos gobiernos ecuatorianos, que ven a las FARC como una verdadera amenaza para su soberanía y para las instituciones de ese país.
Así las cosas, no resulta absurdo pensar que cualquier mandatario ecuatoriano guardará precauciones frente a las FARC, porque el fantasma de la amenaza no ha sido conjurado.
Obviamente semejante portazo no podía quedar impune: en las últimas horas los terroristas dinamitaron un tramo del oleoducto Trasandino que transporta petróleo de Ecuador a Colombia, lo que ocasionó el derrame de cuatro mil barriles de crudo que podría contaminar los ríos Putumayo, San Miguel y Riosucio, en la frontera con Ecuador, los que suministran agua a los acueductos de varias poblaciones de la provincia ecuatoriana de Sucumbios.
Pero claro Rafael… las FARC no son terroristas.
Como perritos callejeros batiendo la cola, las FARC decidieron felicitar al nuevo Presidente de Ecuador, complacidos de tener como mandatario vecino a alguien que algunas veces se negaba a calificarlos como terroristas.
En el mensaje, las FARC se despacharon con su discurso de siempre en el que aseguran que “han propuesto como solución al conflicto político, social y armado (…) la salida política a la confrontación”.
Posteriormente, casi mostrando el éxtasis por el que suponen es un nuevo Chávez en la región, las FARC le manifestaron a Correa que su triunfo era el inicio de “una dura y larga jornada hacia la construcción del nuevo Ecuador”.
Y no ahorraron elogios: “El triunfo de Correa es una victoria de toda América Latina”;“su triunfo es nuestro, pues al igual que la gente sensata y patriota, rechazamos la injerencia del imperio de los Estados Unidos en los asuntos internos de nuestros países”; “Ecuador dio un gran paso adelante”… en síntesis, la zalamería propia de un perro hambriento y vergonzante que bate la cola y se desbarata para saludar y lamer la mano del que supone, le dará unas migajas de pan.
Pero la respuesta a semejante acto de lambonería fue un portazo en la cara de los terroristas.
En una entrevista concedida por Rafael Correa la semana pasada, calificó como “irrelevantes” las felicitaciones expresadas por las FARC.
En la entrevista, Correa se refirió a la “batida de cola de las FARC” y dijo: "Las considero irrelevantes. Nuestro interlocutor válido con Colombia es el gobierno colombiano".
Ni más ni menos, esto es una fuerte bofetada para las FARC, cuyos cabecillas esperaban que, además de negarse a calificarlos como lo que son, Correa les diera una mínima esperanza de reconocimiento político internacional.
Pero no: las FARC siguen siendo solo terroristas parias en la mayoría de países del mundo, incluido Ecuador.
No obstante, el Presidente electo de Ecuador aseguró que calificarlas como terroristas " sería declararle la guerra a las FARC e involucrarnos en una guerra que no es nuestra, y eso jamás lo haremos".
Es decir: no los declara terroristas porque tiene miedo de lo que pueda pasar en la frontera y en el país, lo que significa que Correa, frente a las FARC, mantendrá la misma política que ha ejecutado el actual gobierno.
De hecho, el gobierno de Palacios ha mantenido un doble discurso frente a los terroristas: oficialmente no tiene intención de golpearlos y muchas veces hasta los justifica, pero en la práctica, que es lo importante, Ecuador ha reforzado su presencia militar en la frontera y, más allá del escándalo, ha permitido que la base estadounidense ubicada en Manta, funcione también para operaciones del Plan Colombia.
No se puede olvidar que en 2001, en pleno “proceso” de no se sabe qué con las FARC en el Caguán, el grupo terrorista tenía la capacidad de golpear seriamente a Ecuador, pues el número de combatientes era muy similar al que tenían en servicio activo las Fuerzas Militares ecuatorianas.
De esta situación han sido conscientes los numerosos gobiernos ecuatorianos, que ven a las FARC como una verdadera amenaza para su soberanía y para las instituciones de ese país.
Así las cosas, no resulta absurdo pensar que cualquier mandatario ecuatoriano guardará precauciones frente a las FARC, porque el fantasma de la amenaza no ha sido conjurado.
Obviamente semejante portazo no podía quedar impune: en las últimas horas los terroristas dinamitaron un tramo del oleoducto Trasandino que transporta petróleo de Ecuador a Colombia, lo que ocasionó el derrame de cuatro mil barriles de crudo que podría contaminar los ríos Putumayo, San Miguel y Riosucio, en la frontera con Ecuador, los que suministran agua a los acueductos de varias poblaciones de la provincia ecuatoriana de Sucumbios.
Pero claro Rafael… las FARC no son terroristas.