¿Qué país les daremos a nuestros niños?
29 junio 2006
Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.
De vez en cuando, la inquietud por el futuro ronda por la mente de los que somos padres… la pregunta ataca sin piedad cuando vemos las noticias, cuando leemos el periódico o sencillamente cuando salimos a la calle y nos sentimos asfixiados por la contaminación física y por el ambiente polarizado que se percibe en muchos rincones del país.
Yo no quiero para mis hijos un país en guerra, pero tengo claro que ante un conflicto de casi 50 años, cuyas causas y soluciones se han intentado negociar varias veces sin éxito, no hay salida distinta a la presión militar para doblegar al bando terrorista.
Yo no quiero para mis hijos un país quebrado, en donde las posibilidades de inversión y de crecimiento económico se vayan por la alcantarilla de las falsas promesas o de las irresponsables quimeras. Entonces, quiero estabilidad económica para que se generen oportunidades que permitan un mayor desarrollo y el país salga de la olla en la que ha estado desde su fundación.
Yo no quiero que mis hijos se acostumbren al estallido de las bombas, ni que salgan siempre con el temor de morir despedazados en un atentado terrorista. No quiero que sufran lo que sus padres padecimos: ese temor irracional (pero justificado) que nos atacaba sin piedad, pues las explosiones a cualquier hora del día o de la noche y las columnas de humo alzándose en el horizonte eran el pan de cada día: me niego a dejar al azar el futuro del país y correr el riesgo de volver a vivir una embestida terrorista.
Tampoco quiero que mis hijos tengan a su disposición, en la tienda de la esquina, la oferta de dosis personal para que entren al patético mundo de los consumidores de droga. Por el contrario, quiero un país en donde no haya ninguna posibilidad de acceder, con el falso pretexto del libre desarrollo de la personalidad, a la cocaína, la marihuana o el éxtasis. Y digo falso pretexto, porque el desarrollo implica evolución, y difícilmente un consumidor puede crecer y acceder a la evolución de su personalidad, cuando está esclavizado por el consumo de sustancias psicoactivas.
Yo no quiero que mis hijos salgan a la calle con el temor de ser víctimas del secuestro, uno de los más atroces delitos que resulta ser el peor atentado contra el desarrollo de la personalidad… quiero que salgan tranquilos, que tomen las medidas que se requieren para caminar en cualquier ciudad del mundo, sin la amenaza de ser secuestrados por un grupo de parásitos terroristas.
Yo no quiero que mis hijos carezcan de oportunidades para pensar y convertirse en seres productivos, para ellos y para la sociedad. Por eso, más que estudio, sueño con que mis hijos reciban afecto y motivación permanente para argumentar, descubrir, investigar, pensar, crear y estructurar; desde sus primeros años, proyectos productivos que además beneficien a otros.
Yo no quiero ver a mis hijos haciendo largas filas para intercambiar bonos por alimentos.
Yo no quiero ver a mis hijos teniendo que decidir cada día, si se juegan la vida por sus ideas… quiero verlos tranquilos, con la tolerancia que debe promoverse desde la familia y garantizarse desde el Estado.
Sueño con un país que desarrolle un verdadero proceso educativo, en donde los conocimientos se adquieren al mismo tiempo que se cultivan las habilidades y destrezas no solo para recitar un poema, sino para componerlo.
Aspiro a que mis hijos no sean atajistas, que busquen siempre el camino legal de hacer las cosas bien, así se demoren más y sean impopulares porque no son “vivos” y no se saltaron las normas que nos permiten la convivencia.
Sueño con que siempre tengan la bandera de la honradez y de la sinceridad en sus palabras, porque el único capital que tienen realmente es su honra y su reputación.
En este sentido, quiero que mis hijos protejan la honra de los demás porque saben que igualmente, es el capital de sus semejantes.
No aspiro a que sean doctores, ni mucho menos a que luchen porque la gente les imponga ese rótulo… por el contrario, que cada día de su vida siembren para ellos y para su gente, sin tener que depender de lo que dirán los demás por los cartones que cuelguen en sus paredes: como decía mi Maestro, “esos cartones no son absorbentes y ni siquiera sirven para utilizarlos en el baño en caso de escasez de papel higiénico”…
Sin embargo, lo más importante es que todo esto puede hacerse realidad en Colombia, si se unifica el rechazo a la violencia y al atajismo y desde nuestros hogares buscamos sembrar una conducta mejor en los que próximamente enfrentarán los retos de la vida.
De vez en cuando, la inquietud por el futuro ronda por la mente de los que somos padres… la pregunta ataca sin piedad cuando vemos las noticias, cuando leemos el periódico o sencillamente cuando salimos a la calle y nos sentimos asfixiados por la contaminación física y por el ambiente polarizado que se percibe en muchos rincones del país.
Yo no quiero para mis hijos un país en guerra, pero tengo claro que ante un conflicto de casi 50 años, cuyas causas y soluciones se han intentado negociar varias veces sin éxito, no hay salida distinta a la presión militar para doblegar al bando terrorista.
Yo no quiero para mis hijos un país quebrado, en donde las posibilidades de inversión y de crecimiento económico se vayan por la alcantarilla de las falsas promesas o de las irresponsables quimeras. Entonces, quiero estabilidad económica para que se generen oportunidades que permitan un mayor desarrollo y el país salga de la olla en la que ha estado desde su fundación.
Yo no quiero que mis hijos se acostumbren al estallido de las bombas, ni que salgan siempre con el temor de morir despedazados en un atentado terrorista. No quiero que sufran lo que sus padres padecimos: ese temor irracional (pero justificado) que nos atacaba sin piedad, pues las explosiones a cualquier hora del día o de la noche y las columnas de humo alzándose en el horizonte eran el pan de cada día: me niego a dejar al azar el futuro del país y correr el riesgo de volver a vivir una embestida terrorista.
Tampoco quiero que mis hijos tengan a su disposición, en la tienda de la esquina, la oferta de dosis personal para que entren al patético mundo de los consumidores de droga. Por el contrario, quiero un país en donde no haya ninguna posibilidad de acceder, con el falso pretexto del libre desarrollo de la personalidad, a la cocaína, la marihuana o el éxtasis. Y digo falso pretexto, porque el desarrollo implica evolución, y difícilmente un consumidor puede crecer y acceder a la evolución de su personalidad, cuando está esclavizado por el consumo de sustancias psicoactivas.
Yo no quiero que mis hijos salgan a la calle con el temor de ser víctimas del secuestro, uno de los más atroces delitos que resulta ser el peor atentado contra el desarrollo de la personalidad… quiero que salgan tranquilos, que tomen las medidas que se requieren para caminar en cualquier ciudad del mundo, sin la amenaza de ser secuestrados por un grupo de parásitos terroristas.
Yo no quiero que mis hijos carezcan de oportunidades para pensar y convertirse en seres productivos, para ellos y para la sociedad. Por eso, más que estudio, sueño con que mis hijos reciban afecto y motivación permanente para argumentar, descubrir, investigar, pensar, crear y estructurar; desde sus primeros años, proyectos productivos que además beneficien a otros.
Yo no quiero ver a mis hijos haciendo largas filas para intercambiar bonos por alimentos.
Yo no quiero ver a mis hijos teniendo que decidir cada día, si se juegan la vida por sus ideas… quiero verlos tranquilos, con la tolerancia que debe promoverse desde la familia y garantizarse desde el Estado.
Sueño con un país que desarrolle un verdadero proceso educativo, en donde los conocimientos se adquieren al mismo tiempo que se cultivan las habilidades y destrezas no solo para recitar un poema, sino para componerlo.
Aspiro a que mis hijos no sean atajistas, que busquen siempre el camino legal de hacer las cosas bien, así se demoren más y sean impopulares porque no son “vivos” y no se saltaron las normas que nos permiten la convivencia.
Sueño con que siempre tengan la bandera de la honradez y de la sinceridad en sus palabras, porque el único capital que tienen realmente es su honra y su reputación.
En este sentido, quiero que mis hijos protejan la honra de los demás porque saben que igualmente, es el capital de sus semejantes.
No aspiro a que sean doctores, ni mucho menos a que luchen porque la gente les imponga ese rótulo… por el contrario, que cada día de su vida siembren para ellos y para su gente, sin tener que depender de lo que dirán los demás por los cartones que cuelguen en sus paredes: como decía mi Maestro, “esos cartones no son absorbentes y ni siquiera sirven para utilizarlos en el baño en caso de escasez de papel higiénico”…
Sin embargo, lo más importante es que todo esto puede hacerse realidad en Colombia, si se unifica el rechazo a la violencia y al atajismo y desde nuestros hogares buscamos sembrar una conducta mejor en los que próximamente enfrentarán los retos de la vida.
10 comentarios
Realista dijo...
Jaime, me le quito el sombrero pues se sobro con este articulo de hoy. Ojala todos lo pusieramos en practica, felicitaciones.
junio 29, 2006 5:58 AM
El usuario anónimo dijo...
Atrabilioso:
Me uno ha usted y a realista, noquiero para mis hijos si no lo mejor, iniciemos una cruzada en contra de todo lo que no queremos para nuestros hijos, a ver si por fin alguien toma concencia y le dejamos el país que no nos dejaron a nosotros.
Gracia mil veces gracias.
Orquidea
junio 29, 2006 9:21 AM
Atrabilioso dijo...
NOTA DE LA DIRECCIÓN A REALISTA:
Mil gracias por sus elogios... fue solo abrir un poquitico el alma.
Un abrazo.
junio 29, 2006 10:42 AM
Atrabilioso dijo...
NOTA DE LA DIRECCIÓN A ORQUIDEA:
Gracias a usted por regalarme unos minutos para leerme.
La cruzada ya la hemos iniciado, porque queremos dejar para nuestros hijos un país en el que recuerden que sus padres construyeron para que ellos pudieran vivir mejor.
Tenemos mucho por hacer, pero comenzamos ya el camino de la construcción y haremos todo lo posible por defender lo que hemos avanzado.
Un abrazo y mil gracias a usted.
junio 29, 2006 10:45 AM
Stella dijo...
El país que nosotros queremos y que desafortunadamente tenemos que construir.
Poniendo un ejemplo entendible como construyeron éste país y espero no ofender a los suceptibles:
Resulta que una vez había una comunidad en estado de transición y necesitaba alimentarse, (necesidad primaria.) Se reunieron los "lideres" (recordemos que en el mundo de los ciegos el tuerto es el rey)y decidieron hacer algo "bueno" por una comunidad y se les ocurrió la idea que hacer una arepa y darles de comer (la arepa la puede cambiar por sancocho, arroz de coco,vestido, cualquier cosa) y eligieron a unas personas para que la hicieran.(el chef y sus ayudantes) Al elegir las personas para hacer la dichosa arepa no se tuvo en cuenta los conocimientos que tenian (la cantidad de harina de acuerdo a las personas, que para hacer la arepa queda mejor si la moja con agua tibia, que es bueno echarle mantequillita para que quede suave, que si le echa quesito queda más deliciosa, el tiempo de cocción para que no se queme o quede cruda y la paila donde la vá a colocar.) Los dichosos tipos que de ésta vaina no sabían nada dijeron: "manos a la obra" empezaron a improvisar y como eran analfabetos emocionales no fueron capaces de solicitar ayuda (Nosotros podemos, somos capaces, yo nunca he hecho esta vaina pero seguro que aremos la arepa.) Para no alargar el cuento resulta que se demoraron más de lo debido, hicieron una arepa que ni los perros se la quieren comer (pero como de algo nos tenemos que alimentar hemos tenido que pasar el sabor amargo.) De esa arepa hemos comido todos y maldito el que diga que no. Saben por que???
Porque precisamente los que no comieron de esa arepa fueron los que la mandaron a hacer y los que la hicieron. Precisamente por ésta razón no les importó si los que la hacian sabian o no. No nos miraron como seres humanos sino como fichas manejadas a su antojo. Nos hicieron creer que el único camino para no morir era comernos la porquería de arepa que nos ofrecian.
En éste cuento huvo algunos que se revelaron (guerrilla, narcos, paras y todos los degenerados que no tienen conciencia clara de lo que es correcto y no lo es.) Ellos decidieron llevarse a algunos para hacer su arepa aparte. Como aprendieron muy bien lo que vieron siguieron perfectamente las normas.
(Por ésta razón los que los siguen éstan en nuestra misma posición- FELIZ DESCUBRIMIENTO-ellos no saben que son victimas!!!)
Pero hay una buena noticia: Resulta que la dichosa arepa se acabó. Feneció, ya no vá más. Bueno, para mi es una buena noticia. Siempre he sido una malapobre y mis ideales superan en millas mis realidades.
Pero para los que se acostumbraron a las sobras, para los temerosos, los de baja autoestima, los que prefieren estar guindando a caer, es bastante tenebrosa. Esta gente está en pánico y piensan que van a sucumbir.
Peor aún están los que mandaron a hacer la arepa y los que la hicieron: Por primera vez!!!! están comiendo de la M.. que nos dieron y eso hace que salga a mis labios una sonrisa.
Solo me queda decirte: Estás dispuesto a repetir la historia o estás dispuesto a buscar personas que sepan lo que hacen, que lo hagan bien y arriesgarte. Arriésgate a probar algo diferente a lo que has vivido. Puedes estar seguro que ésta vez será diferente. Al menos si eres inteligente la experiencia te ayudará a darte cuenta cuando te estás desviando.
Gracias por sus palabras, le cuento que yo tengo dos blogs donde hago lo que puedo. Pero estoy a la orden. Tengo dos pasiones: Escribir y ayudar y creo que las dos se complementan. Aquí le dejo la dirección del blog.
junio 29, 2006 11:02 AM
Atrabilioso dijo...
NOTA DE LA DIRECCIÓN A STELLA:
Lamentablemente no quedó la dirección de sus blogs, que me encantaría incluir en los enlaces de Atrabilioso.
Me gusta mucho la analogía que usted hace y queda para que cada quien la reflexione.
Gracias por sus comentarios.
junio 29, 2006 12:20 PM
stella dijo...
Ya usted está en mis link de mi humilde blog. Me pasee por sus artículos y veo que hay imparcialidad.
En lo referente al peligro a divinizar a Uribe es correcto. Alemania con Hitler, Perú con Fujimori, USA con Bush después del 11-11, son una muestra de lo que no deben hacer los ciudadanos con su presidente.
No hay alma que se salve a la corrupción que produce el poder. El dinero no se busca por el dinero en si. El dinero se busca porque vá acompañado de poder.
Por ésta razón no es conveniente llenar de elogios a una persona y hacerle sentir que es indispensable.
Jesucristo decía: "El que hace lo que tiene que hacer, no está haciendo nada". Es tan raro encontrar personas que actúen bien que cuando las encontramos creemos que no le podemos encontrar reemplazo, despertamos su vanidad, su avaricia y su soberbia.
Uno de los defectos de Uribe es precisamente ese. Es muy cabezadura.
Nosotros como ciudadanos estamos en la obligación de exigir resultados, también estamos en la obligación de respetar las leyes y apoyar solo lo que es correcto para el bien común.
junio 29, 2006 9:33 PM
m t dijo...
Atrabilioso,
al fin idealista que soy, lo apoyo de todo corazon en este ideal que expone para los niños colombianos.
Y tambien para los adultos, que creo merecen disfrutar asi sea de la etapa inicial de reconstruccion.
Es que es necesario unos adultos mas racionales para que abran camino a las semillas del futuro.
Yo confio en mi presidente Uribe...
junio 29, 2006 9:49 PM
Atrabilioso dijo...
NOTA DE LA DIRECCIÓN A STELLA:
Acabo de tener la fortuna de pasar por su blog y ha despertado mi curiosidad... es claro que con sus comentarios y post, aprenderé bastante.
En cuanto a este medio, pues he tratado de mantener la imparcialidad (se que muchas veces no lo he logrado), pero siempre escribiendo de buena fe, con TODA la información a la que tengo acceso, porque no me interesa imponer una posición sino que cada uno de los usuarios obtenga los elementos que le interesen para sacar sus propiar conclusiones.
Claro que eso, en la política, resulta muy difícil: me han tachado de guerrillero, comunista, fascista, paramilitar y miles de cosas más, lo que me ha demostrado que hay un mínimo de equilibrio.
Eso sí: en estos días le haré una invitación para que miremos la última semana anterior a las elecciones, porque siento que ahí el equilibrio se fue por el caño y ese gran error no se puede volver a cometer.
Estamos perfectamente de acuerdo sobre Uribe: es bueno, ha trabajado, hemos visto resultados; pero el poder enceguese y necesita siempre de los medios y las críticas para que sean un polo a tierra.
Un abrazo y gracias por todo.
junio 29, 2006 11:14 PM
Atrabilioso dijo...
NOTA DE LA DIRECCIÓN A MARY T:
¿Idealistas usted y yo? SI, orgullosamente si. Lo que ocurre es que no nos quedamos ahí: vamos al combate, enfrentamos, luchamos por lo que queremos y buscamos siempre aportar para la construcción del país.
Un abrazo.
junio 29, 2006 11:15 PM